Las emociones, especialmente las de los niños, no deben ser ignoradas, deben ser escuchadas, traducidas, atendidas.
Detrás del llanto se esconde siempre un mensaje:
-"Estoy triste."-"Estoy frustrado."
-"Estoy cansado."
-"Estoy enojado."
-"Estoy asustado."
-"Me duele algo."
-"Me pasa algo o necesito conectarme contigo y no sé cómo más comunicarlo."
Esas son algunas de las posibilidades que se pueden esconder detrás de un llanto, y es lo que hay que aprender a traducir y validar.
Cuando el llanto surge ante un límite, hay que entender que NO se trata de cumplir el capricho o quitar el límite, sino de comprender, validar y acompañar la emoción que ese límite genera.
Todas las emociones son necesarias, cada emoción cumple una función en nuestra capacidad de relacionarnos con nosotros mismos, con los demás y con el mundo. No las sofoquemos, empaticemos con ellas y enseñemos a los niños formas saludables de comunicar y gestionar sus emociones (por ejemplo, si estoy enojado no se vale pegar a las personas o animales, pero puedo expresarlo con palabras o puedo pegarle a una pelota o un cojín).
El llanto no es manipulación, el llanto es comunicación.
•Mariana Gomes•