miércoles, 7 de junio de 2017

Educación e infancia: no hay que “adultizar” a los bebés

Educación e infancia: no hay que “adultizar” a los bebés

Entrevista a Susana Maquieira

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La psicóloga especializada en primera infancia sugiere a los docentes de jardín maternal, respetar los ritmos básicos del bebé de comer y dormir. También reflexiona sobre la demarcación de límites a edades tempranas.


El papá sienta a su nene de 1 año y medio en la salita de jardín maternal, le da unos autitos y le dice: “Jugá con tu amiguito”, un pequeño de la misma edad que se entretiene solo con unos bloques de encastre. “Es un mito que un niño de menos de 2 años pueda tener amigos. Los adultos deben cambiar ese paradigma de pensar a los bebés más grandes de lo que son o con mayores habilidades; deben tener cuidado de no adultizarlos”, recomendó la licenciada en Psicología, Susana Maquieira.
La especialista es asesora en temáticas de crianza y educación temprana y capacitadora de docentes de jardín maternal en Buenos Aires. Es miembro de la Sociedad Argentina de Primera Infancia (Sapi) y ex integrante de la comisión directiva de la Organización Mundial para la Educación Preescolar. Recientemente, estuvo en Santa Fe para disertar en un foro de educación inicial organizado por el Concejo Municipal.
Maquieira conversó con El Litoral sobre la “agrupación temprana” de los niños pequeños, debido a que hoy muchos padres -por cuestiones laborales- no tienen otra opción que enviar a su bebé a una guardería. En ese sentido, hizo recomendaciones a los jardines maternales sobre la indispensable construcción de los ritmos básicos del bebé en la institución: comer, dormir y estar limpios.
—¿A qué edad sugiere que es conveniente enviar al niño al jardín maternal?
—Se consideran que son bebés hasta los 2 años. Muchas veces, cuando uno los ve hablar y caminar, piensa que ya entran en la categoría niños y, sin embargo, aún son bebés. El niño está preparado para ir al jardín a los 2 ó 3 años, dependiendo de la época de su cumpleaños. Si todavía tiene 1 año y medio, en lugar de mandarlo a salita de 2, sugiero esperar hasta la de 3 años. Uno de los temas que preocupa a los padres es el de la “grupalidad temprana” porque una institucionalización a edad tan corta implica compartir con otros el cuidado y la atención del niño. A esas edades, es imprescindible que el adulto esté dedicado puntualmente a cubrir las necesidades físicas y emocionales de los niños. Siempre digo que una mamá tiene 1 ó 2 niños pequeños a cargo, mientras que en el jardín lo permitido son 5 ó 6 bebés por docente, lo cual es mucho. Además, a esa edad todavía no hay un juego social compartido ¿de qué le serviría apurar a incluirlo en una institución?
Neurociencias y mitos
—Hay una biblioteca dividida: parte dice que es mejor que el bebé esté lo más posible en su hogar, y la otra mitad, que la grupalidad temprana favorece el desarrollo de habilidades de socialización ¿Cuál es su postura?
—Hay algunos mitos respecto de cuán valioso puede ser empezar la carrera educativa tan temprano. Los mitos están basados en cuestiones que tienen que ver con las neurociencias, que nos aportan datos sobre la plasticidad del cerebro, la valoración de la estimulación adecuada, la importancia de los ambientes enriquecidos, entre otras cosas que antes no sabíamos de los niños muy pequeños. Las neurociencias hacen estos aportes y, entonces, como ha sucedido con otras teorías -la de Piaget por ejemplo-, uno cree que tomar esos elementos, aplicarlos tempranamente y sobreestimular al bebé, será bueno para él. Ahí también empieza a aparecer esto de pensar que cuanto más temprano un niño está con otro, más habilidades sociales va a tener. Y esto no es así, porque en realidad un niño tempranamente lo que necesita son más cuidados del tipo “uno a uno”, de un adulto para con él.
—¿Cuándo el niño comienza a socializar?
—En realidad, somos seres sociales, pero el niño va a empezar a construir su mundo ampliado cuando tenga mejores capacidades para vincularse con el mismo. En tanto, lo más favorable para el niño, antes del año, es no estar tantas horas fuera de su núcleo familiar primario. De hecho, hay algunos antropólogos como el Dr. Ashley Montagu que tiene una teoría hermosa acerca del desarrollo humano. En el libro que se llama “El sentido del tacto” destaca el valor del contacto y dice que los seres humanos tenemos 9 meses de uterogestación y 24 meses de exterogestación. O sea que lo mismo que sucede los 9 meses dentro del útero, debería suceder 24 meses fuera de él. Es decir, es un tiempo que tendría que ser dedicado a abastecer al niño, a darle resguardo y seguridad.

http://www.ellitoral.com/index.php/id_um/90264-educacion-e-infancia-no-hay-que-adultizar-a-los-bebes