lunes, 11 de diciembre de 2017
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La represión de la cólera
Su rabia es intensa, pero él niño se prohíbe, o sus padres le prohíben, que la muestre, incluso que la experimente. Entonces el niño se siente malo al sentir la rabia, la dirige contra sí mismo, se juzga, se siente ridículo, pequeño inepto.
Muchos hermanos mayores son más tímidos que los menores. Son aquellos los que no se otorgan a sí mismos el derecho a manifestar sus celos. Rechazan su cólera contra su hermanito o su hermanita que les ha quitado a su mamá.
El niño encolerizado que no puede expresar su cólera teme su propia violencia y la venganza de los demás. Para protegerse de estas emociones demasiado intensas que le harían sentir culpable, rehúsa sentir su rabia, la atribuye a su entorno. Tiene miedo de los demás, portadores de su violencia, de la gente (quieren hacerme daño), de sus amigos (se burlaran), de los perros (me morderá), de los gatos (me arañará)...
Isabelle Filliozat
"El mundo emocional del niño"